Por su riqueza léxica y su forma particular de presentarse, los textos periodísticos deportivos son, por sí mismos, todo un reto para los traductores, que no sólo deberán enfrentar las dificultades típicas de los textos académicos, comerciales y técnicos (referencias culturales, tecnicismos, inexistencia de términos y equivalencias en la lengua de llegada), sino que deberán enfrentar problemas de carácter estético y cultural entre los dos idiomas, problemas que no son tan evidentes en, digamos, un manual de extracción minera o en las instrucciones para armar computadoras, donde predominan más las dificultades de otro tipo..
Según el bloguero Danilo, de Agostini Quality Translations, el traductor deportivo debe no sólo traducir hacia su lengua materna, sino que además debe ser experto en el área de trabajo para entender la diferencia entre que un jugador “hace un globito” o “la mete donde hacen el nido las telarañas”, y no sorprenderse que un beisbolista “se poncha tirándole” o que los outs son “del 6-4-3”. En nuestro caso, hablaremos del fútbol y las diferencias y dificultades que pueda tener un traductor a la hora de hacer su trabajo.
El traductor debe ser lengua madre por el sencillo hecho de que sólo así podrá transmitir todos los matices y colores que posee el texto original a través de giros idiomáticos, frases y palabras y metáforas típicas del argot del deporte al que se refiere. En este punto, vemos que el traductor deportivo debe, no sólo cuidar el sentido de los textos, sino que debe estar atento a la forma estética en que los mismos se presentan en los dos idiomas, puesto que varían de cultura en cultura, por lo que el traductor deberá estar familiarizado con dichos cambios. Corresponderá al traductor deportivo, entonces, reconocer si un idioma requiere o no una metáfora que aparece en texto de origen, o si, por el contrario, el uso de una metáfora ayudará a hacer más natural el texto en la lengua de llegada.
“accade sempre così, tra gli spalti a Fuorigrotta c’è il tutto esaurito e le strade del centro sono desolate manco fosse Roma a Ferragosto”
“siempre es así, en el estadio de Fuorigrotta no cabe un alma y las calles del centro de la ciudad están como Roma el 15 de agosto”
En el ejemplo anterior, vemos que se prefirió usar la hipérbole “no cabe un alma” para la oración “c’è il tutto esaurito”, de tono neutro, para dar así más naturalidad al texto. Vemos igualmente que hay dos problemas culturales que el traductor debió enfrentar: Fuorigrotta y Ferragosto, referencias conocidas en Italia, pero que representarían un problema para el lector del español, por lo que el traductor debió adaptarlas al español con dos explicitaciones.
Vemos entonces que las diferencias culturales son un problema al que se deben enfrentar los traductores al momento de hacer su trabajo. Estas diferencias se ven en el estilo de las noticias deportivas. Así, el italiano logra crear emoción en los lectores del fútbol mediante un estilo más sobrio, con oraciones cortas que dan la impresión de rapidez (o por el contrario, oraciones muy largas que sirven para describir detalladamente el partido) y con explicación exhaustiva y minuciosa del juego, a veces con frases de entrevistas hechas a los protagonistas de los partidos, a quienes no se les ponen muchos sobrenombres, sino que les dan más atributos complementarios que tienen que ver con sus condiciones físicas, mentales o espirituales, tal como “i palestrati” (los fortachones). En los periódicos venezolanos se estila hacer textos más cortos pero con un mayor número de hipérboles como “pepinazo”, “misilazo”, “cabezazo” y el uso excesivo de sobrenombres a los jugadores como “el Niku Fedor”, “el Tetero Rey”. Igualmente, las noticias se redactan con un estilo de frases más subordinadas y menos minuciosidad en los partidos, pues tienden a contar en forma general lo sucedido en el partido, sin tantos detalles como en sus pares italianos.
Precisamente es este aspecto el que nos introduce a otra de las dificultades que afronta el traductor deportivo: el modo en que se describe el mundo en que los lectores de ambas se desarrollan. Así, el traductor debe entender las referencias culturales que hay detrás de la expresión “il tris giallorosso” y saber que se trata de una sinécdoque que hace referencia al equipo de la Roma A.C. Igualmente, está en la necesidad de comprender que dicho nombre proviene de la costumbre italiana de nombrar a los equipos según el color de su camisa. Los textos futbolísticos tienden también a nombrar a los equipos según el color que poseen como en el caso de “los aurinegro”, “el equipo blaugrana”. Sin embargo, en otras ocasiones se nombra a los equipos según la región o zona a la que representan, o por una característica geográfica de las mismas, tal como “los Rojos del Ávila”, o por alguna característica física o cultural como “los guaraníes”, “los manitos”. En ambos culturas, los esquemas mentales de sus hablantes se traslucen con el uso de dichos sobrenombres.
Como vemos, los textos deportivos presentan una gran cantidad de problemas para el traductor, entre los cuales, los más importantes, son los de carácter cultural y estético, por lo que el traductor debe estar muy atento a las diferencias entre la cultura de salida y la de llegada para tomar las decisiones más correctas a la hora de hacer su trabajo.
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