Estávamos dispostos a morrer, se preciso fosse, mas entendíamos que era com as nossas vidas e não com a morte que Deus iria nos usar para alcançá-los. Qualquer choque que porventura ocorresse em um primeiro encontro, certamente seria uma marca negativa no relacionamento entre as duas sociedades, que estava prestes a se iniciar. Era preciso muita cautela para que tudo tivesse um final verdadeiramente feliz.
Depois de algumas horas de caminhada por baixo de imensa selva, encontramos um acampamento recentemente abandonado… É impossível descrever a emoção daquele momento. Era como se estivéssemos frente a frente com o povo para o qual as boas novas de salvação estavam chegando. Com os olhos espirituais antevíamos o momento de estarmos ensinando a eles o Evangelho de Jesus Cristo e isso era o que mais desejávamos. Todo o esforço de nove meses viajando por rios e matas e de separação dos familiares estava sendo coroado com a primeira vitória que aos poucos ia sendo conquistada.
Seguindo o procedimento normal de uma frente de atração, deixamos alguns brindes no local (facões, espelhos, etc.) em demonstração de que estávamos ali com fins pacíficos e propúnhamos a eles a nossa amizade. Depois disso, voltamos para o nosso acampamento e prosseguimos no trabalho de construção da base de apoio. De dois em dois dias, voltávamos ao local para verificar se havia aparecido alguém e recebido os presentes. Caso positivo, seria o sinal de que estariam aceitando a nossa aproximação. Do contrário, novos cuidados deveriam ser tomados e novas estratégias teriam que ser adotadas para que eles percebessem que não éramos pessoas nocivas a eles. Se no passado tivessem passado por experiências desagradáveis em contatos ocasionais com outras pessoas não indígenas, teríamos que lhes mostrar, de alguma forma, que não éramos como os demais. Mas tudo isso era uma questão de tempo e, na dependência de Deus, aguardávamos o desfecho dos acontecimentos.
…
Naquele dia coube ao Edu e Gerani ir verificar os presentes, que até então não haviam sido levados. Mas, ainda a caminho, enquanto limpavam um porco que fora abatido por eles, ouviram vozes humanas ali por perto e qual não foi a surpresa! Estavam frente a frente com dois homens e uma mulher que tremiam e falavam em uma língua totalmente desconhecida. Embora os missionários estivessem preparados para aquele momento, não tremiam menos do que os indígenas. Afinal de contas, nem um nem outro sabia o que iria acontecer, pois era o primeiro encontro de pessoas pertencentes a etnias distintas e de costumes totalmente diferentes. Só o tempo revelaria tudo o que se passava em suas mentes e corações naquele momento. | Estábamos dispuestos a morir si fuera necesario, pero entendíamos que era con nuestras vidas, y no con la muerte, que Dios nos usaría para llegar hasta ellos. Cualquier impacto que pudiera ocurrir en un primer encuentro sería seguramente una marca negativa en la relación entre las dos sociedades, que estaba a punto de comenzar. Era necesario mucho cuidado para que todo tuviera un final verdaderamente feliz. Tras unas horas de caminata inmersos en la gran selva, encontramos un campamento recientemente abandonado... Es imposible describir la emoción que sentimos en aquel momento. Era como se estuviésemos cara a cara con un pueblo para el cual las buenas nuevas de salvación estaban por llegar. Con los ojos espirituales, presentíamos el momento de estar enseñándoles el Evangelio de Jesús Cristo, y eso era lo que más deseábamos. Todo el esfuerzo de nueve meses viajando por ríos y bosques, separados de los familiares, estaba siendo coronado con la primera victoria que, poco a poco, iba siendo conquistada. Siguiendo el procedimiento normal de un frente de atracción, dejamos algunos regalos en el lugar (machetes, espejos, etc.) como demostración de que estábamos allí con fines pacíficos y que les proponíamos nuestra amistad. Después de eso, volvimos a nuestro campamento y continuamos con el trabajo de construcción de la base de apoyo. Cada dos días, volvíamos al lugar para verificar si había aparecido alguien y recibido los regalos. Si así fuera, esto sería la señal de que estarían aceptando nuestro acercamiento. De lo contrario, deberíamos tener nuevos cuidados y adoptar nuevas estrategias para que se dieran cuenta que no éramos personas perjudiciales a ellos. Si en el pasado hubieran tenido experiencias desagradables en contactos ocasionales con otras personas no indígenas, deberíamos mostrarles, de alguna manera, que no éramos como los demás. Pero todo eso era una cuestión de tiempo y, en manos de Dios, esperábamos el desenlace de los eventos. ... Aquel día tocó a Edu y Gerani ir a verificar los regalos, que hasta entonces no habían sido llevados. Sin embargo, todavía en el camino, mientras limpiaban un cerdo que habían derribado, escucharon voces humanas alrededor. ¡Qué sorpresa! Estaban cara a cara con dos hombres y una mujer que temblaban y hablaban en un idioma completamente desconocido. Aunque los misioneros estuvieran preparados para aquel momento, no temblaban menos que los indígenas. Después de todo, ninguno de los presentes sabía qué iba a pasar, ya que aquel era el primer encuentro de personas pertenecientes a etnias distintas y con costumbres totalmente diferentes. Solo el tiempo revelaría todo lo que pasaba en sus mentes y corazones en aquel momento. |