This site uses cookies.
Some of these cookies are essential to the operation of the site,
while others help to improve your experience by providing insights into how the site is being used.
For more information, please see the ProZ.com privacy policy.
Traductor o intérprete autónomo, Identidad verificada
Data security
This person has a SecurePRO™ card. Because this person is not a ProZ.com Plus subscriber, to view his or her SecurePRO™ card you must be a ProZ.com Business member or Plus subscriber.
Afiliaciones
This person is not affiliated with any business or Blue Board record at ProZ.com.
Servicios
Translation, Editing/proofreading
Especialización
Se especializa en
TI (Tecnología de la información)
Electrónica / Ing. elect.
Medios / Multimedia
Negocios / Comercio (general)
Publicidad / Relaciones públicas
Textil / Ropa / Moda
Arte, artes manuales, pintura
Periodismo
Viajes y turismo
Alimentos y bebidas
También trabaja en
Poesía y literatura
Mercadeo / Estudios de mercado
Venta al detalle
More
Less
Tarifas
inglés al español - Tarifas: 0.04 - 0.05 GBP por palabra español al inglés - Tarifas: 0.04 - 0.05 GBP por palabra francés al español - Tarifas: 0.04 - 0.05 GBP por palabra
inglés al español: Hidden flavours of Paris / Los sabores ocultos de París General field: Otros Detailed field: Cocina / Gastronomía
Texto de origen - inglés Hidden flavours of Paris
In this excerpt from the June 2010 issue of Lonely Planet Magazine, our food experts lead you to the French capital's best steaks, freshest baguettes, its most welcoming bars and secret street markets.
The secret patisserie – Gérard Mulot
Gérard Mulot is a splendid patisserie and traiteur in St-Germain. You can't miss it – just look for the white awnings and the imposing towers of macaroons in the window – but you'll smell it before you see it. The scent of melted butter wafts down the block. Inside, the first thing that hits you is colour: jewel-bright strawberies on fruit tarts and patisserie boxes in pistachio, lemon and Gérard Mulot's signature pink.
It's not far from the Jardin du Luxembourg, so you can pick up all you need for a picnic. A sunny day in St-Germain with treats from Gérard Mulot – life doesn't get any better.
- Jeremy Lee, head chef of London's Blueprint Cafe
The secret bar – La Cagnotte de Belleville
La Cagnotte de Belleville (13 Rue Jean-Baptiste Dumay, 75020) is extremely scruffy but perfectly Parisian. Open from 7am to 2am, La Cagnotte is a true neighbourhood bar. You get workmen grabbing a lightning-quick espresso and mums with prams in the mornings, and artists and musicians with all the time in the world eking out their café au lait, pastis or panaché (shandy) in the day. Later, the crowd gets very hip as people chatter, dream, smoke and drink to loud music – a lot of rock, and The Stones, The Velvet Underground. Over it all can be heard (owner) Charlie's laughter; a huge bark that starts as quickly as it ends.
- Trish Deseine, food writer and cook
The secret cheese shop – Fromagerie Trotté
Fromagerie Trotté (97 Rue St Antoine, 75004) is a tiny little shop in the Marais. Two people can barely stand side by side in there, but that's part of its quirky charm. The owner, Pascal Trotté, sells a very personal selection of artisan cheeses, stacked on shelves lining both sides of the narrow space. He specializes in goat's cheese – the scent hits you the moment you open the door. You get lots of locals popping in for a small piece of cheese for lunch, as well as people from much further afield who come because they know about cheese. The shop may be tiny, but there's a cellar on site: Trotté is an expert affineur (a specialist in maturing and ripening).
- Sheila Dillon, presenter of BBC Radio 4's The Food Programme
The secret restaurant – Benoît
I've been eating at Benoît for 25 years. It's an old brasserie in Les Halles, open for nearly a century. The portions and the quality were, and still are, phenomenal. They always slap big hunks of pâté down on the table with the bread. The puddings at Benoît are classics (oeufs à la neige – meringues floating in vanilla custard – and crème brulée): traditional, yes, but when they're done properly, as they are at Benoît, they're very hard to beat.
It's a beautiful room – I love the intricate mosaic floor and brass rails. My last visit was in January this year. I still have the snails, and this time I followed them with a little ragoût of cockscombs, kidneys and veal sweetbreads: stunning.
- Michel Roux Jr, chef-patron of London restaurant Le Gavroche
Traducción - español Los sabores ocultos de París
En este fragmento de Lonely Planet Magazine (edición de junio de 2010), nuestros expertos en gastronomía le sirven de guía alrededor de la capital francesa para mostrarle los mejores bistecs y las baguettes más frescas; los bares más acogedores y los mercadillos secretos.
Gérard Mulot: la pâtisserie secreta
Gérard Mulot es un espléndido traiteur (especialista en comidas preparadas) con pâtisserie (pastelería), ubicado en St. Germain. Resulta inconfundible, basta con buscar los toldos blancos y las imponentes torres de macarrones en la ventana. Lo podrá oler antes de tan siquiera verlo: el aroma a mantequilla derretida simplemente flota por la calle. Dentro, lo primero que llama la atención es el colorido: las fresas brillantes como rubíes resplandecen sobre las tartas de frutas; las cajas de pâtisseries se apilan envueltas en pistacho, amarillo limón y el característico rosa de Gérard Mulot.
Al no estar lejos del Jardin du Luxembourg, uno puede pasar por la pâtisserie y comprar bocadillos para ir de picnic. Un día soleado en St. Germain con delicias de Gérard Mulot: la vida no podría ser más dulce.
- Jeremy Lee, jefe de cocina del Blueprint Café de Londres.
La Cagnotte de Belleville: el bar secreto
La Cagnotte de Belleville (13 Rue Jean-Baptiste Dumay, 75020) es un sitio de aspecto un tanto descuidado, mas perfectamente parisino. Abierto de las 7 de la mañana a las 2 de la madrugada, la Cagnotte es un auténtico bar de barrio. Los obreros entran apresuradamente por un espresso para llevar; las madres empujan los cochecitos de sus bebés por las mañanas; los artistas y los músicos, con todo el tiempo del mundo a su disposición, prolongan a sorbos parsimoniosos la vida de su café au lait, pastis (bebida de anís y hierbas aromáticas) o panaché (clara). Más tarde, la atmósfera adquiere tintes modernos mientras la gente conversa, sueña, fuma y bebe al ritmo de música ruidosa, sobre todo, de mucho rock. Los acordes de The Rolling Stones, The Smiths y The Velvet Underground vibran en el bar. Sin embargo, imponiéndose sobre todos los sonidos, la risa de Charlie, el dueño, emerge como un potente ladrido que se extingue en un breve instante.
- Trish Deseine, cocinera y escritora de libros de gastronomía
Fromagerie Trotté: la tienda de quesos secreta
La Fromagerie Trotté (97 Rue St Antoine, 75004) es una curiosa tiendita, ubicada en Le Marais. Apenas cabe ahí una persona al lado de la otra, pero esto es parte del pintoresco encanto del lugar. El dueño, Pascal Trotté, ofrece una selección muy personal de quesos artesanales, amontonados en estanterías que acaparan ambos extremos del estrecho espacio. Monsieur Trotté se especializa en los quesos de cabra. En cuanto se abre la puerta del establecimiento, uno recibe el fuerte saludo del aroma característico. Mucha gente del barrio entra de improviso para llevar un pequeño trozo de queso para la comida, pero también hay connoisseurs que vienen de muy lejos expresamente para adquirir los productos. La tienda podrá ser pequeña, pero posee una cava, ya que Monsieur Trotté es un experto affineur (especialista en los procesos de curación y maduración de quesos).
- Sheila Dillon, presentadora de “The Food Programme” en BBC Radio 4
Benoît: el restaurante secreto
He comido en Benoît durante 25 años. Es una antigua brasserie, situada en Les Halles, que lleva cerca de un siglo con sus puertas abiertas al público. La calidad y la talla de las raciones han sido, y siguen siendo, fenomenales: siempre se sirven enormes trozos de paté con el pan. Los postres de Benoît son verdaderos clásicos: oeufs à la neige (merengue flotando en crema de vainilla) y la omnipresente crème brulée. Una selección tradicional, sin duda, pero cuando se prepara correctamente, como en Benoît, es muy difícil de superar.
El restaurante constituye una hermosa estancia. Me encantan los pasamanos de latón y el diseño intricado del piso de mosaico. Mi última visita tuvo lugar en enero de este año. Pedí los escargots, como de costumbre, pero esta vez seguí con un ragoût de crestas de gallo, riñones y mollejas de ternera: fabuloso.
- Michel Roux Jr, chef y propietario del restaurante londinense Le Gavroche.
inglés al español: Ever: Picture perfect / Por siempre: El vivo retrato de la perfección General field: Arte/Literatura Detailed field: Poesía y literatura
Texto de origen - inglés Jeff Crook
* Text translated for academic purposes.
* Story originally published in Nature, Vol. 451, 21 February 2008.
It begins with a photo of a girl in a graveyard. She's clutching a tiny dog to her breast. She's dressed in rags and clothes she's made herself, knitting them together at night by the fire. She's leaning against a tomb as though she doesn't know who's buried in it. She's obviously been lured here by the photographer with the promise of a meal, a drink or a pipe of opium. The cemetery is merely backdrop. It may as well be a church or the gardens of Versailles.
He feeds the second photograph into the scanner. In this one, she leans slightly forward, displaying the plush white expanse of her Victorian bosom. A prostitute then, or perhaps a bone picker. It’s impossible to tell her age: women of her class aged so quickly in those days, worn down by the impossibility of living.
She has the eyes of a child orphaned by some hideous disaster.
She has the eyes of a woman sorely abused.
She has eyes the colour of a cold North Sea.
Her upper lip is cruel, insolently drawn by a pencil sharp as a pin. Her bottom lip is plump and childish as a baby's thumb.
The third photo is ravaged by fire. She pulls down her blouse to reveal the hint of a breast peeling from the charred uneven edge of the paper. Her face is utterly consumed except for the lobe of one ear. Her little dog licks its own nose. He hopes these will be enough, because they are the only three photos of her he has salvaged, and the machine needs at least three to regenerate her.
He leans back in his creaking chair and tosses the dregs of a warm gin martini past his beard, rises and retires to the kitchen to concoct a new one. Although he owns a Moonbeam Virtual Bartender with more than 10,000 recipes for perfect cocktails — a gift from a long-dead admirer — he prefers to mix his own, measuring out the ice, gin and vermouth by eye and instinct, peeling off a curl of lemon skin from a nearly naked lemon, and tasting that first exquisite sip while standing at the kitchen counter. By the time he returns to the living room, she's there.
Her little dogs wags its tail, yaps once, and leaps from her arms to the floor. It follows him back to the kitchen. He pours out some kibble into a bowl while its claws frantically slither and skid on the tiles. He sets the bowl on the floor for the famished little brute and returns to the living room where she still stands, having not yet moved or blinked or even breathed. He stands before her silently, admiring the shape and softness of her breasts, the round red apples of her cheeks, sipping his martini, unable to detect a single flaw.
Finally he cups her dimpled chin in the palm of his hand and blows into her face, as you blow into the face of an infant to make it swallow. She blinks and turns her battleship grey eyes upon him for a furious moment, then grabs his proffered martini and sucks at it greedily, gulping and biting the glass, as though it is the first or perhaps last breath of life.
As she lowers the empty glass, she closes her eyes and begins to tremble all over. The glass slips from her hand and shatters on the floor, and in the kitchen her little dog gives a frightened yelp of pain. He steps close to her, slides his hand under her blouse and sucks her fleshy bottom lip into his mouth. She grabs his arm and wantonly pushes her pubic bone against his hip. Then she shudders and shoves him back with the muzzle of a Derringer that was hidden in her homemade bodice.
"What the hell do you think you're doing?" she says.
"Kissing you," he says.
"You should be ashamed," she says. "You're old enough to be my grandfather."
"Oh, I'm far older than that," he says. "If you want to do that, old man, you've got to pay me first," she says.
"How much?"
"Two dollars" she says.
"Two dollars?" he says. "I don't know. That's a lot of money. Let me see." He turns out his empty pockets. The buccinator, labial tractor and orbicularis oris muscles of her face contract, whetting the stilettos of her already dangerous upper lip, but compressing her lower lip into a luscious pout.
"I'm no whore," she says.
"Of course not," he says. "But you're bound to be hungry."
"Hungry?" she says.
"Yes. Would you like something to eat?"
"Not really," she says.
"No?" he sighs. "Oh dear. That's not good."
"What s not good?"
He’s seen it happen before. Without a set of three com¬plete photos, flaws are introduced into the machine’s genitive modelling. The flaws present as a lack of some basic human need — warmth, companionship, self-preservation, procreation, water: for her it is food. Unless he forces her to eat, she will eventually starve to death.
"What are you doing?" she says as he reaches for the machine.
"I'm very sorry," he says.
"No wait. Please don't," she says. But he shakes his shaggy grey head sorrowfully. The machine spits out her photos. They flutter like brown autumn leaves to the floor.
"What just happened?" she asks.
"I’ll be damned," he says in admiration. He's been so lonely for so long. He takes her
hand and feels its tender strength. "You're a survivor." Maybe he's been wrong all along
to seek perfection.
Traducción - español Jeff Crook
* Traducción realizada con fines académicos.
Todo comienza con la fotografía de una joven en un cementerio; aparece apretando un perro pequeño contra su pecho y está vestida con harapos y prendas que ella misma ha cosido, tal vez junto al fuego; durante una inclemente noche invernal. Se le puede ver apoyándose en una tumba, a pesar de no saber quién la ocupa. Es obvio que el fotógrafo la ha llevado hasta ahí a cambio de un plato de comida, un trago o una pipa de opio. El cementerio es sólo un telón de fondo, podría haber sido cualquier otro sitio; una iglesia, por ejemplo, o los jardines de Versalles.
El hombre introduce una segunda fotografía en el escáner; en ésta ella se inclina ligeramente hacia delante, exponiendo la tersa extensión de su blanco pecho victoriano. Debe tratarse de una prostituta, entonces, o quizá de una ladrona de huesos. Es imposible determinar su edad, las mujeres de su clase envejecían muy rápido en esos días, consumidas por las múltiples penurias que la vida trae consigo.
Sus ojos son los de una niña que ha quedado huérfana tras una horrible tragedia.
Sus ojos son los de una mujer que ha sufrido abusos indecibles.
Sus ojos son del color de las frías aguas del Mar del Norte.
El cruel labio superior de la muchacha parece haber sido insolentemente dibujado con un lápiz tan puntiagudo como un alfiler; el labio inferior, en cambio, es carnoso y pueril como el pulgar de un bebé.
La tercera foto ha sido destrozada por el fuego, pero se alcanza a distinguir cómo ella se baja la blusa para revelar parcialmente un seno que termina despellejándose en el borde carbonizado e irregular del papel. A excepción del lóbulo de una oreja, el rostro se ha quemado por completo; el perrito aparece lamiéndose su propia nariz.
El hombre espera que estas fotos sean suficientes, pues son las únicas tres que ha podido rescatar y la máquina requiere de al menos tres para regenerarla. Se echa hacia atrás en su rechinante silla y derrama sobre su barba los restos de un gin martini caliente; luego se levanta y se dirige hacia la cocina para prepararse otro. Pese a que posee un barman virtual Moonbeam con más de diez mil recetas de cócteles perfectos, regalo de un admirador que falleció hace muchos años, él prefiere mezclar sus propias bebidas, balanceando instintivamente el hielo, la ginebra y el vermouth; arrancándole un rizo de piel a un limón semidesnudo y degustando ese exquisito primer sorbo junto a la barra de la cocina. Al regresar a la sala, ve que ella ya está ahí.
El perrito menea la cola, da un ladrido agudo y salta de los brazos de su dueña al suelo. La hambrienta bestia en miniatura lo sigue hasta la cocina, sus patitas resbalan por las lisas baldosas. Él coloca sobre el piso un bol de comida y vuelve a la sala, donde la joven se mantiene en pie aún sin moverse, sin parpadear, sin respirar siquiera. Se detiene frente a ella en silencio, admirando la forma de sus suaves senos y el resplandor de sus mejillas sonrosadas. Incapaz de hallar un solo defecto en ella, le da otro trago a su martini.
Al fin se decide a apresar la barbilla partida de la muchacha en la palma de su mano y a soplar suavemente sobre su cara como se soplaría sobre el rostro de un infante para hacerlo pasarse la comida. Ella parpadea y dirige hacia él su mirada gris acorazado, por un breve instante sus ojos reflejan un brillo de ira. Él le ofrece de su martini y ella se lo arrebata, bebiendo con avidez, engulléndolo, mordiendo la copa codiciosamente como si así estuviese recibiendo su primer o tal vez su último aliento.
Al retirar de sus labios la copa vacía, ella cierra los ojos y comienza a temblar. La copa resbala de su mano y se hace añicos en el suelo; en la cocina, su perrito emite un chillido de dolor. Él se le acerca más, desliza una mano debajo de su blusa y absorbe el jugoso labio inferior dentro de su boca. Ella lo toma del brazo y lascivamente empuja su hueso púbico contra la cadera de él; luego se estremece y lo empuja con el cañón de una pistola Derringer que llevaba escondida en su faja de confección casera.
- ¿Qué demonios cree que está haciendo?
- Te beso.
- Debería darle vergüenza, usted podría ser mi abuelo.
- Ah, soy bastante mayor que eso.
- Si quiere que lo hagamos tendrá que pagarme primero, anciano.
- ¿Cuánto?
- Dos dólares.
- ¿Dos dólares? No lo sé, es mucho dinero. Déjame ver – contesta el hombre, mostrando sus bolsillos vacíos.
La comisura labial y los músculos buccinador y orbicular del rostro de la joven se contraen, afilando la daga de su ya de por sí peligroso labio superior, sin embargo, su labio inferior se pliega seductoramente.
- No soy una puta – dice ella.
- Claro que no – responde el hombre – aunque supongo que tienes hambre.
- ¿Hambre?
- Sí, ¿te gustaría comer algo?
- En realidad, no.
- ¿No? – suspira él amargamente – Dios mío, esto no es buena señal.
- ¿Qué no es buena señal?
Ya ha ocurrido antes. Sin tres fotos completas, se generan fallos en la reconstrucción genética que la máquina efectúa; éstos consisten en la ausencia de alguna necesidad humana básica – calor, compañía, instinto de conservación o de procreación, agua… – en el caso de ella, se trata de la comida. A menos que él la obligue a comer, ella morirá de hambre tarde o temprano.
- ¿Qué hace? – dice ella mientras él se acerca a la máquina.
- Lo siento mucho.
- No, espere. Por favor, no lo haga – suplica la joven, pero él niega tristemente con su despeinada cabeza. Las fotos salen disparadas de la máquina, revoloteando como hojas doradas de otoño.
- ¿Qué ha ocurrido?
- ¡Por los mil demonios! – exclama él, sorprendido. Ha estado solo demasiado tiempo, así que toma la mano de la joven y siente su tierna vitalidad – eres una sobreviviente. Quizá siempre estuvo equivocado en su búsqueda de perfección.
español al inglés: Un menú 'titánico' de ostras y solomillo / A Titanic Feast General field: Otros Detailed field: Viajes y turismo
Texto de origen - español Abel Grau
* Traducción realizada con fines académicos.
* This article was originally published in El País on March 19, 2009: http://www.elpais.com/articulo/madrid/menu/titanico/ostras/solomillo/elpepiespmad/20090319elpmad_11/Tes/
Un restaurante del Palace ofrece la última cena del buque hundido en 1912.
Era difícil que el menú estuviese a la altura. El Titanic era el buque más grande, rápido y seguro, según se vanagloriaba la publicidad. Un mastodonte mecánico de lujo superior que iba a transportar en su viaje inaugural, el 10 de abril de 1912, a una selección de la gran industria, la banca y el comercio de Europa y Estados Unidos. Así que el menú de primera clase se lo encargaron al gurú de los fogones Auguste Escoffier (1846- 1935), gran renovador de la cocina francesa y alumno aventajado de Antonin Carême, creador de la haute cuisine. Su cometido sería elaborar los platos que tenían que deslumbrar a paladares habituados a lo exquisito.
Cada menú estaría preparado con sumo cuidado. El de la noche del 14 de abril, por ejemplo, era un despliegue impresionante. Desde la ostra con velou-té de cava y salsa holandesa, al salmón al vapor con salsa muselina y pepino, o desde el filet mignon Lili (con patatas, alcachofas y foie) a la pierna de cordero con salsa a la menta. Diez platos elaborados con productos que hoy quizá no sorprendan, pero que entonces eran prohibitivos para la gran mayoría del pasaje, que se alojaba fuera de la primera clase.
Aquel esplendor culinario ha resucitado ahora en el restaurante La Rotonda, en el hotel Westin Palace, que ha confeccionado un menú degustación de 10 platos idéntico al que se sirvió en el restaurante à la carte de primera clase la fatídica noche del 14 de abril de 1912. "Nuestro equipo de cocina ha recabado información sobre las recetas de la época, incluidas las de Escoffier, para que la preparación sea lo más fiel", indicó Pilar Mantara, directora del departamento de gastronomía del Palace, durante la presentación del menú, que se servirá del 1 al 19 de abril por 50 euros (reservas en www.westinpalacemadrid.com).
"Probar un pichón, un salmón o unas vieiras hoy no es nada del otro mundo, pero entonces sí". Se incluyen dos platos a elegir entre filet mignon Lilli y pollo salteado a la lionesa o entrepierna de cordero con salsa a la menta, pato canetón a la salsa de manzana o solomillo de ternera con patatas chateau. Todo servido en vajilla de Limoges y cubertería de plata.
Se trata de una oferta gastronómica organizada en paralelo a la muestra Titanic. Objetos reales, historias reales (calle de Goya, 5), que recoge 230 piezas rescatadas del fondo oceánico por la compañía RMS Titanic Incorporated. "Lo más importante del naufragio fue la historia de los pasajeros, y nada lo cuenta mejor que sus pertenencias", señaló Cheryl Muré, directora de educación de la compañía, en la inauguración, el pasado noviembre.
Quizá así uno pueda hacerse una idea de lo que paladearon el millonario promotor inmobiliario John Jacob Astor IV, el industrial Benjamin Guggenheim o los jóvenes y riquísimos madrileños Víctor Peñasco y Castellana y María Josefa Pérez de Soto y Vallejo (que fue la única de este grupo que sobrevivió).
Poco después de degustar tamaños manjares, sin embargo, un enorme trozo de hielo dañó el casco del insumergible Titanic. En menos de tres horas, el gran prodigio del lujo y la mecánica (que dejaría más de 1.500 víctimas) descansaba a 3.800 metros de profundidad, en el fondo del Atlántico.
Traducción - inglés Abel Grau
* Text translated for academic purposes.
A restaurant at the Palace recreates the last dinner served on the famous 1912 wrecked liner.
Creating a menu worthy of the Titanic was no easy task. Advertisements boasted about it being the biggest, fastest and safest liner ever built. On the 10th of April, 1912 this overwhelmingly luxurious 'sea mastodon' set off on its inaugural journey with the crème de la crème of the industry, banking and commerce sectors from Europe and America on board. The menu for the first-class passengers was thus commissioned to Auguste Escoffier (1846-1935), chef extraordinaire, innovator of French cuisine and protégé of Antonin Carême, the creator of haute cuisine. Escoffier's mission was to cook dishes capable of leaving the most refined, demanding palates spellbound.
The menu for each evening was to be prepared with the utmost care. The one for the 14th April, for example, displayed an extraordinary array of delights, including oyster with cava velouté and hollandaise sauce; poached salmon with mousseline sauce and caramelised cucumbers, filet mignon “Lilli” with potatoes, artichokes and foie-gras; and roast lamb leg with mint sauce. Overall, ten dishes that may not sound too impressive nowadays but which were prohibitive at the time to the vast majority of the passengers who were sleeping far away from the first-class cabins.
The Titanic's culinary splendour has now come alive again at the Westin Palace hotel's La Rotonda restaurant, where customers have a chance to relish a ten-dish tasting menu, just like the one that was served at the Titanic's first-class à la carte restaurant that ominous night of the 14th April, 1912. “Our kitchen team has done research on the recipes of that era, including those by Escoffier, in order to achieve the highest possible degree of authenticity”, said Pilar Mantara, director of the Palace's gastronomy department, during the presentation of the menu. The Titanic dinner will be offered from April 1st to April 19th at a price of 50 euros (visit www.westinpalacemadrid.com for bookings).
“Eating pigeon, salmon or scallops is no big deal today but it certainly was then”. The menu includes two dishes to choose from, either filet mignon “Lilli” and sautéed chicken à la lyonnaise or lamb leg in mint sauce and roast duckling in apple sauce or roast beef with chateau potatoes, all served on Limoges china and silver cutlery.
This gastronomic rendering is offered parallel to the museum display Titanic: The Artifact Exhibition (5 Goya Street) which showcases 230 pieces, recovered from the bottom of the ocean by RMS Titanic Incorporated. “The most important aspect of the shipwreck was the passengers' personal stories and nothing narrates them better than their belongings”, said Cheryl Muré, the company's director of education last November, during the inauguration of the exhibit.
Perhaps it is possible thus to imagine what millionaire property developer John Jacob Aston IV, industrialist Benjamin Guggeneim or the exceedingly rich young Madrileños Víctor Peñasco y Castellana and María Josefa Pérez de Soto y Vallejo (the only survivor of them all) savoured that night.
Unfortunately, a short while after tasting such delicacies, a huge chunk of ice damaged the hull of the unsinkable Titanic. In less than three hours, the great prodigy of luxury and technology (which would leave more than 1,500 casualties) lay at 12,500 feet deep, at the bottom of the Atlantic.
More
Less
Formación en el ámbito de la traducción
Master's degree - Aston University, Birmingham
Experiencia
Años de experiencia: 15 Registrado en ProZ.com: Mar 2009
I am an English to Spanish / French to Spanish translator and writer who has lived in three different countries: Mexico, UK and Spain and is well familiar with the local language variations. As a professional, I am meticulous, creative and accurate.
I hold a Master's degree in TESOL and Translation Studies by Aston University in Birmingham, UK. I have worked for leading UK translation agency thebigword and have also been a trilingual customer service representative at US Airways' European headquarters.
As a writer, I have published a few bits and bobs in Spanish and British Fantasy zines. In my early twenties my first novel, "En tierra cruenta" was shortlisted in one of the most prestigious Spanish Fantasy and Sci-Fi prizes of the time: Premio Minotauro. The novel was published a year later by Minotauro / Planeta.
Last year, I drafted a comedy script that ended up in the 25-script longlist of BAFTA Rocliffe's New Comedy Writing Competition, out of more than 400 entries. Recently, I have used my writing skills to collaborate in study guides for the College Board's AP Spanish Literature and Culture exam and to create copy for an online campaign.
I am also starting to sell my services as a small agency: Wolfsbane translations. Please visit www.wolfsbanetranslations.com for more info.
On a final note, I enjoy creating stories for children, just for fun. If you would like to, check out my puppets' little website: clovisthevampire.com.
Thanks for reading, I would be delighted to work with you.
Este miembro obtuvo puntos KudoZ al ayudar a otros traductores a traducir términos de nivel PRO. Haga clic en total(es) de puntos para ver los términos traducidos.