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inglés al español: ARE WE READY FOR FAT-FREE FAT? / ¿Estamos preparados para la grasa sin grasa? General field: Otros Detailed field: Periodismo
Texto de origen - inglés By Michael D. Lemonick
The lavish dinner that Chef John Folse prepared for a private party of Procter & Gamble executives tasted rich enough to make a cardiologist have a heart tremor. Every dish was prepared the old-fashioned Louisiana way, with generous dollops of oil; every bite tasted heavenly.
Yet the whole thing, from soup to dessert, was a low-fat meal. That's because Chef Folse had cooked it not with conventional oil but with an experimental and as yet unapproved synthetic oil called olestra. Olestra is the stealth missile of fat molecules: it passes through the gastrointestinal tract without being digested or absorbed. As far as the human body is concerned, olestra is fat-free fat.
Every year, one item frequently features at the top of many New Year resolution lists: "Eat correctly". The truth, however, is that people don't want to eat correctly. They want to eat whatever they like, without gaining weight or clogging up their arteries. And food producers are delighted to cooperate. U.S. supermarket shelves overflow with diet products. Some of them may taste like chemical-flavoured cardboard but, for millions of diet-conscious consumers, they're better than practicing self-control.
Olestra, however, could make guilt-free eating a pleasure. It doesn't just substitute for fat. It is fat, with all the flavour. And unlike any of the fat substitutes currently available, olestra doesn't break down when it's used for frying. That means fat-free chips, that really do taste like the real thing, could someday be available. That is, if the U.S. Food and Drug Administration (FDA) lets Procter & Gamble put products cooked with olestra on the markets.
The FDA's job is to decide whether products carry a "reasonable certainty of no harm" when used as intended. FDA scientists have agreed to give olestra the go-ahead, but there is still one last hurdle: FDA commissioner David Kessler. While commissioners almost always go along with their scientists' recommendations, Kessler is weighing the decision over olestra with special care. Olestra could become a constant ingredient in the diets of tens of millions of Americans, so it is crucial that it be safe.
The financial stakes are enormous as well. Procter & Gamble has already invested $200 million in developing, studying and testing olestra. If the FDA approves it, the company plans to use olestra in its own snacks, under the trade name Olean, and also sell it to other food producers around the world.
The side-effects
But olestra isn't totally benign. It can trigger intestinal cramping, flatulence and loose bowels. It keeps the body from absorbing some of the nutrients that may lower the risk of cancer and heart disease. And, while most other artificial food additives are eaten by the milligram, olestra would be consumed by the gram.
For all these reasons, many consumer and health groups have come out against approval. Argues Michael Jacobson, the executive director of the Center for Science in the Public Interest, "We don't need olestra. It's crazy to add a substance to the food supply that might make people sick”.
But do Americans really want more protection than they already have from food additives? Or would they rather be free to make their own choices? Although Kessler is still wrestling with the question of whether or not olestra could be considered harmful, under current law he will probably have to let Procter & Gamble produce fat-free fat and let the consumers decide its fate. Chef John Folse thinks he already knows what olestra's fate will be: "If people can choose from 10 oils in the grocery store, one of which is olestra, then olestra will fly off the shelves."
Traducción - español Michel D. Lemonick
La copiosa cena que preparó el chef John Folse para una fiesta privada de ejecutivos de Procter & Gamble era tan suculenta que podría hacer que un cardiólogo tuviera un infarto. Cada plato había sido preparado a la vieja usanza de Luisiana, con gran cantidad de aceite; cada bocado transportaba al paraíso.
Sin embargo, toda la comida, desde la sopa hasta el postre, era baja en calorías. Esto es posible porque el chef Folse no la había cocinado con aceite corriente sino con un aceite experimental – y hasta el momento desaprobado – formado por aceite sintético llamado olestra. Olestra es el misil escondido de las moléculas de la grasa. Pasa por el tracto intestinal sin ser digerido o absorbido. En lo que al cuerpo humano se refiere, olestra es grasa sin grasa.
Todos los años, siempre hay un propósito en el primer puesto de nuestra lista de Año Nuevo: “Comer bien”. Sin embargo, la verdad es que la gente no quiere comer bien. Quieren comer todo lo que les gusta, sin aumentar de peso y sin obstruir las arterias. Y los productores de alimentos están encantados de cooperar. Las estanterías de los supermercados en Estados Unidos están repletas de productos dietéticos. Algunos de ellos saben a cartón sazonado con productos químicos pero, para millones de consumidores concienciados con su dieta, éstos son mejores que la práctica del autocontrol.
Sin embargo, olestra podría hacer que comer fuera un placer libre de culpa. Simplemente no se sustituye por grasa. Es grasa, con todo su sabor. Y al contrario de los sucedáneos de grasa que se utilizan normalmente, olestra no se descompone cuando se utiliza para freír. Esto quiere decir que podrían hacerse realidad las patatas fritas sin grasa que realmente sepan a patata. Esto sucedería, si el FDA (Organismo para el control de Alimentos y Medicamentos) dejara a Procter & Gamble comercializar productos cocinados con olestra en los supermercados.
La misión del FDA es proporcionar la garantía de que los productos no son perjudiciales cuando se utilizan como es debido. Los científicos de la FDA se han puesto de acuerdo para dar luz verde a olestra, pero aún hay un último obstáculo: el comisionado de la FDA, David Kessler. Aunque los comisionados casi siempre hacen caso de las recomendaciones de sus científicos, Kessler está sopesando la decisión sobre olestra con especial cuidado. Olestra puede convertirse en un ingrediente habitual en las dietas de decenas de millones de americanos, así que es muy importante que sea inocuo.
Los intereses financieros que están en juego son enormes. Procter & Gamble ya ha invertido 200 millones de dólares en desarrollar, estudiar y probar olestra. Si la FDA lo aprueba, la empresa planea usar olestra en sus propios aperitivos, con el nombre de Olean, así como venderlo para otros productores de alimentos por todo el mundo.
Los efectos secundarios
Pero olestra no es totalmente benigno. Puede causar calambres en el intestino, aerofagia y descomposición intestinal. Impide que el cuerpo absorba algunos de los nutrientes que disminuyen el riesgo de padecer cáncer o enfermedades cardiovasculares. Y, mientras la mayoría de los aditivos artificiales pueden ser consumidos por miligramos, olestra podría consumirse por gramos.
Por todas estas razones, han aparecido muchas asociaciones de consumidores y defensores de la salud en contra de esta aprobación. El director ejecutivo del Centro para la Ciencia de Interés General (Center for Science in the Public Interest) argumenta que “no necesitamos olestra. Es absurdo añadir una sustancia suplementaria a los alimentos si puede hacer enfermar a la gente”.
¿Pero realmente quieren los americanos más protección de la que ya tienen contra los aditivos de los alimentos? ¿O deberían ser libres para hacer sus propias elecciones? Aunque Kessler aún está enfrentándose a la cuestión de si olestra debería considerarse dañino o no, la ley corriente dejaría a Procter & Gamble producir grasa sin grasa y que los consumidores decidieran su destino. El chef John Folse piensa que ya sabe cuál será el destino de olestra: “Si la gente puede elegir entre 10 tipos de aceite en la tienda de ultramarinos, y uno de ellos es olestra, olestra volará de las estanterías”.
francés al español: L'idiot du village / El tonto del pueblo General field: Arte/Literatura Detailed field: Poesía y literatura
Texto de origen - francés En 1953 ? Dans mon enfance, rien n'a dû marquer cette année-là. J'ai de pauvres repères. Je portais des culottes courtes en jersey, avec des bretelles croisées dans le dos. Je prenais des boîtes en carton pour des navires, elles glissaient bien sur le parquet, et mes soldats de plomb, Assyriens et hussards mélangés, débarquaient sur les tapis pour s'emparer d'une commode façon Louis XV. J'étais proté-gé, le monde s'arrêtait aux limites de mon quartier ; j'avais quinze ans quand j'ai traversé la Seine pour découvrir la rive gauche. Quoi d'autre ? En hiver, je descendais en luge la rue Quentin-Bauchard ; derrière Saint-Pierre-de-Chaillot, Monsieur Barrus vendait du boudin noir au mètre ; le lait se servait à la louche dans des bidons en fer-blanc ; le dimanche, je faisais signer ma carte de messe à la sa-cristie ; il y avait des rails de tramway entre les pavés de l'avenue Marceau... J'entends la porte. Marianne vient de rentrer, elle se dé-barrasse de ses chaussures sur la moquette, s'accroupit à côté de mon fauteuil et rejette en arrière ses mèches andalouses, noires, çà et là filetées de blanc.
Traducción - español ¿En 1953? Durante mi infancia, creo que no hubo nada que marcara este año. No me acuerdo de mucho. Llevaba pantalones cortos de punto con tirantes cruzados en la espalda. Imaginaba que las cajas de cartón eran barcos, se deslizaban muy bien por el parqué, y mis sol-dados de plomo, sirios y húsares mezclados, desembarcaban en la al-fombra para hacerse con una cómoda estilo Luis XV. Estaba protegido, el mundo acababa donde mi barrio. Tenía quince años cuando atravesé el Sena para descubrir la orilla sur. ¿Qué más? En invierno bajaba la calle Quentin-Bauchard en trineo, detrás de Saint-Pierre-de-Chaillot, Monsieur Barrus vendía morcilla por metros, la leche se vendía a ojo en bidones de hierro blanco, los domingos me hacían firmar la carti-lla de misa en la sacristía, había raíles de tranvía entre el adoqui-nado de la avenida Marceau… Oigo la puerta. Marianne acaba de entrar, deja los zapatos en la moqueta, se acurruca al lado de mi sillón y aparta sus mechones andaluces, negros, salpicados de blanco por aquí y por allá.
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Formación en el ámbito de la traducción
Bachelor's degree - Universidad de Alicante
Experiencia
Años de experiencia: 15 Registrado en ProZ.com: Sep 2009